Breve historia del Sáhara Occidental

Los orígenes del pueblo saharaui

Los primeros pobladores del Sáhara Occidental, después del Neolítico, fueron los Sanhaja, los antepasados de los bereberes que bajaron de las montañas del Atlas al desierto del Sáhara hacia el siglo III.

El clima-caracterizado por las escasas e irregulares precipitaciones- y la aridez del terreno obligaron a los sanhaja a desplazarse constantemente en busca de agua y pastos para sus rebaños de camellos y cabras, lo que les llevó a adoptar un estilo de vida nómada.

A lo largo de los siglos, y sobre todo con la llegada del Islam, la cultura y la población de los Sanhaja se mezclaron y fusionaron con las sociedades tribales que llegaron a la zona, incluidos los beduinos Maquil de lo que hoy es Yemen,sw que trajeron la lengua Hassaniya que pronto llegó a dominar la zona y se convirtiós en la forma de comunicación entre las diferentes tribus.11 Así fue como el pueblo saharaui pasó a ser un pueblo tribal.

Así fue como el pueblo saharaui pasó a estar compuesto por múltiples tribus nómadas que habitaban el territorio marcado por la Saguia el Hamra -o el Canal Rojo- y el Río de Oro, y que compartían el dialecto árabe llamado Hassaniya. y que compartían el dialecto árabe llamado Hassaniya.

1884

El colonialismo español

Tras el reparto de África en la Conferencia de Berlín (1884), España, como potencia colonizadora, fijó las fronteras de lo que sería el Sáhara Occidental, que se convertiría en la provincia número 53; un territorio que, hasta entonces, estaba habitado por tribus nómadas que se movían libremente por el territorio.

España, antaño una gran potencia europea que había quedado reducida a una posición de tercera categoría, había sido humillada por los estadounidenses a finales del siglo XIX, justo cuando otros europeos estaban ocupados acaparando territorios en África. Adquirió el diminuto Sáhara Occidental, pero retrasó la materialización de sus reivindicaciones territoriales sobre el terreno mediante una ocupación efectiva. Su vecino, tanto en Europa como en África, era Francia, y ésta era más eficiente que España a la hora de cuidar sus intereses coloniales.

España sufrió como un virtual paria internacional a principios del siglo XX. Desempeñó un escaso papel en la Primera Guerra Mundial, se vio inmersa en una guerra civil y simpatizó con Hitler y Mussolini en la Segunda Guerra Mundial. Rehabilitada por las exigencias de la Guerra Fría, fue admitida en las Naciones Unidas en 1955 y quedó sujeta a las nuevas normas internacionales que exigían a las potencias coloniales demostrar cómo pretendían descolonizar sus posesiones extranjeras.

Para 1970, España ya solo mantenía el Sáhara Occidental. Ante la movilización del pueblo saharaui, organizado en el Frente Polisario, el régimen accedió a celebrar un referéndum de autodeterminación. Sin embargo, la crisis interna del franquismo en 1975, con Franco a punto de morir, y el temor a enfrentarse con Marruecos, que reclamaba su soberanía sobre el territorio, aceleraron y desviaron el proceso.

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Aunque el príncipe Juan Carlos viajó a El Aaiún y aseguró que se defendería el derecho de los saharauis, semanas después se firmaron en Madrid los acuerdos tripartitos, que la ONU declaró ilegales, en los que España dividía el territorio saharaui entre Marruecos y Mauritania.

El Frente Polisario, el ejército de liberación, inició entonces una batalla contra los países vecinos y declaró, en Bir Lehlu, la realidad de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), reconocida hoy por más de 80 estados, y liderada por el Frente Polisario hasta que se celebre el referéndum de autodeterminación exigido por el derecho internacional.

Los recursos naturales y su explotación económica han contribuido, y siguen haciéndolo, a favorecer una especie de ocupación del territorio del Sáhara Occidental, lo que introduciría una resolución más compleja de un conflicto enquistado desde hace más de cuarenta y cuatro años. El pueblo saharaui, marginado y empobrecido, tanto en la época colonial española como en la marroquí. Podemos decir que la vertiente económica del fenómeno del colonialismo constituye el rasgo característico decisivo de la presencia española en el Sáhara Occidental. En efecto, la crisis económica internacional iniciada en la década de 1870 contribuyó al origen de que España se precipitara en la colonización del flanco sur del Sáhara Occidental, mientras que las otras partes del Sáhara Occidental sólo se pacificaron a finales de 1934, estimulando la imaginación de los atrapados para encontrar medios de escapar de una situación precaria.

1975

Ocupación por Marruecos

Hassan II, queriendo aprovechar la retirada de España de una zona que había demostrado ser muy rica gracias a numerosos recursos naturales de los que Marruecos carecía, decidió reclamar la soberanía del Sáhara Occidental alegando que, antes de la colonización, el territorio había estado bajo el dominio del Sultanato de Marruecos. Con este discurso, y haciendo caso omiso de la sentencia del Tribunal de Justicia de La Haya de que ese vínculo de soberanía nunca existió, alentó la Marcha Verde, en la que más de 350.000 personas, entre militares y civiles, ocuparon el territorio, obligando a los saharauis a huir de sus casas, e incluso bombardeándolos en su salida con armas prohibidas como el napalm y el fósforo blanco -”El Genocidio de Um Draiga, Sáhara Occidental”

Tras décadas de guerra, en 1991 se acordó un alto el fuego que preveía la celebración del referéndum, para lo cual la ONU desplegó la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO), que debía velar por el cumplimiento de todos los pasos del proceso.

Desde entonces, Marruecos y sus aliados (la UE, especialmente Francia, Estados Unidos y las monarquías árabes), movidos por auténticos intereses geoestratégicos y económicos, han vetado los intentos de sancionar a Marruecos por no cumplir la legalidad internacional y, además, cualquier iniciativa para exigirle que cumpla lo acordado en 1991.

En noviembre 2020, después de casi tres décadas de esfuerzos legales y diplomáticos que no han acercado una solución al conflicto, Marruecos rompió los acuerdos de alto el fuego al llevar a sus militares a una zona prohibida para poner fin a una manifestación pacífica de varios días en la que un grupo de saharauis bloqueó la carretera ilegal de Guerguerat, utilizada por Marruecos para transportar los recursos expoliados del Sahara Occidental. Una vez más, el pueblo saharaui y el invasor, Marruecos, están en guerra.

Marruecos utiliza el mismo proceso que el de la época colonial española. De hecho, Marruecos empezará a explotar sin descanso los recursos naturales (pesca, fosfatos, agricultura, otros metales preciosos energía solar y eólica, ) del pueblo saharaui, mientras margina a las poblaciones autóctonas, favoreciendo a los colonos marroquíes que hoy representan una innegable mayoría en la vida cotidiana de los territorios ocupados.

España y Marruecos tienen un importante denominador común, el de ser regímenes despóticos, y su objetivo es eliminar la identidad política y cultural saharaui. Sin embargo, el derecho internacional de los Territorios No Autónomos distorsiona la ecuación del país colonizador.